Las estrategias de prevención del suicidio pueden incluir la educación pública para aumentar la conciencia sobre el suicidio y los factores de riesgo asociados, la detección temprana de signos de advertencia de suicidio, la capacitación de profesionales de la salud y del ámbito social en la evaluación y manejo del riesgo suicida, y la promoción del acceso a servicios de salud mental y de apoyo psicosocial. Además, la prevención del suicidio también implica abordar los factores de riesgo subyacentes que pueden contribuir al riesgo de suicidio, como trastornos mentales, abuso de sustancias, violencia interpersonal, problemas de salud física, problemas familiares o sociales, y factores ambientales y culturales.

Es fundamental reconocer que la prevención del suicidio es un esfuerzo multidisciplinario que requiere la colaboración de profesionales de la salud, organizaciones comunitarias, instituciones educativas, líderes religiosos y gubernamentales, así como el apoyo y la participación activa de la sociedad en su conjunto. Al abordar estos desafíos de manera integral y compasiva, podemos trabajar juntos para prevenir el suicidio y promover la salud mental y el bienestar en nuestras comunidades.